sábado, 30 de abril de 2016

El Líder no falla ante Betis y esta mas cerca de ganar la Liga


Una diana precisa de Luis Suárez evitó un sofoco mayor del Barcelona, que cumplió estrictamente con su cometido. Venció y respondió a la presión trasladada por Real Madrid y Atlético, pero lo hizo con dificultades en un choque que en otro momento de la temporada habría resuelto sin pestañear. La expulsión de Westermann en el minuto 35 condenó al Betis, pero el equipo verdiblanco no dobló la rodilla hasta el 81', cuando Lucho embocó el 0-2. Hasta entonces, el orgullo y la inspiración de Iniesta fueron lo mejor de un líder que no parecía estar jugándose medio título.
Es más que probable que el Barcelona acabe ganando la Liga, pero emite síntomas extraños. No es normal, ni ante el Sporting ni en el Villamarín, que desperdicie medio partido con un ritmo lento, poco movimiento y escaso de agresividad. Se rebrinca Luis Enrique hasta la mala educación cada vez que le preguntan por la forma física, pero da la sensación de que sus futbolistas se regulan conscientes de que tienen gasolina para un ratito. El resto es cuestión de minimizar riesgos.
En todo un primer tiempo, con un Betis muy replegado, el Barça apenas generó dos remates a portería, uno de Jordi Alba tratando de hacer un Sylvinho (remate directo desde la banda, amagando con el centro) y otro de Neymar, que al menos participó más que en anteriores compromisos. Pero con la excepción de Iniesta, siempre claro con balón y en el pase, y Jordi Alba, la mejor opción para desbordar por fuera, no resultó complicado para los verdiblancos controlar los ataques del líder hasta la pausa.
Era imposible de prever los minutos locos de Mateu Lahoz, que tiró a la basura su manual de árbitro templado. Castigó cada falta con tarjeta, y en esa tormenta el menos hábil fue Westermann, que vio dos en siete minutos. Pura imprudencia del central, que dejó a su equipo con diez con una hora larga por delante. Con guasa, el respetable cantó el "campeones, campeones" y el himno del Atlético, por chinchar al Barcelona más que nada.
El decorado cambió algo en el segundo tiempo, aunque sin exagerar tampoco. Contra diez y con una Liga por perder, el Barça colocó sus líneas en torno al área verdiblanca hasta obtener recompensa. Gran parte del mérito recayó sobre Iniesta, que apareció por todos lados para pivotar en la circulación azulgrana. En un pase estupendo de Neymar estuvo a punto de atinar Suárez con la zurda, y fue un aviso de lo que estaba por llegar. El tanto cayó de forma poco honrosa, con un centro llovido sin peligro aparente que buscó Adán muy lejos de su portería y pifió Pezzella en un intento absurdo de chilena. Mansa y amable, la pelota cayó en Rakitic, un ex sevillista, que empujó sin oposición. Adán abroncó a su central por la pirueta innecesaria, pero el meta tampoco estuvo fino en la salida. Será pasto de los memes. Su promesa de fastidiar al Barça pasa factura.
Esas gracias no tendrán en cuenta un paradón del portero, como Hart ante Pepe, achicando la portería a Luis Suárez, que remató sin oposición a servicio de Messi. El caso es que el Villamarín comprendió que sólo un milagro daría una satisfacción. Y no sería porque el Barça no puso de su parte para amenizar la velada. Regularon los centrocampistas azulgranas y los puntas se adornaron en lugar de rematar, lo que permitió al Betis soñar. Era cuestión de llegar al último cuarto de hora a tiro de un gol y buscar la suerte en cualquier balón largo.
Entraron Musonda y Van Wolfswinkel para refrescar a los puntas, y se marchó Ceballos, tan revolucionado que coqueteó con la doble tarjeta. También lo hizo Alves, y los dos técnicos reaccionaron antes de poner a prueba el brazo ligero de Mateu. Con el 0-1 en el marcador una pelota larga para Riki VW probó la agilidad de Bravo y espabiló al Barça, que al fin cerró la función. En una jugada parada, con Iniesta y Messi pasándosela andando, la zaga bética dejó pensar a Leo y eso siempre conlleva castigo. Esperó la diagonal de Suárez, metió el pase y el uruguayo coronó sin pensar, como hacen los delanteros de instinto. Otra muesca en la Bota de Oro.
En ese minuto 81 el Barça se sintió a salvo, con sólo dos jornadas para certificar la Liga. La conjura de los canelones, esa comida de hermandad para lograr el doblete, funcionó a medias. En el electrónico, sin duda. En el juego no tanto. Está claro que a estas alturas lo que cuenta es amarrar los puntos. Como sea.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Gracias Por Participar!!!