sábado, 23 de abril de 2016

Barcelona golea al Sporting y sigue siendo dueño de la Liga


Ocho goles en tres días es un registro al alcance de elegidos. Luis Suárez pertenece a esa estirpe, y por ello se coloca en el primer puesto de los goleadores de Europa. También se ganó un trocito del corazón de los aficionados con el guiño a los enfermos de PKU, a quienes dedicó su primera diana.
Como corresponde en Sant Jordi, el relato del partido tuvo un héroe clarísimo y un villano de manual. Clos Gómez despachó un arbitraje malísimo, y aunque nadie en el Sporting explicó la derrota en los errores del colegiado, le protestaron el 1-0, el 2-0 y dos de los tres penaltis. No acertó en casi nada.
Pese al tanteador abultado, el liderato del Barça esta vez se asentó sobre un juego sospechoso. Ni el vibrante ritmo ante el Valencia ni el acierto demoledor frene al Deportivo. El Sporting, con siete cambios en el once para refrescar a sus guajes, intuyó que podía sacar tajada del Camp Nou casi sin quererlo.
Se puso pronto el partido cuesta abajo para el Barcelona, aunque ni siquiera llegó producto de un arranque fulgurante. Es más, cayó como reacción a una ocasión clarísima de Menéndez, solo ante Bravo tras una buena acción de Guerrero al burlar a Piqué. Al minuto, un globo de Iniesta hacia Suárez encontró a Cuéllar, derribado por el ímpetu del uruguayo. Messi rebañó el balón suelto y lo colocó con la cabeza en la red. El meta no pudo volver, derribado en su área. Clos no vio falta.
Animó poco la diana, aunque Cuéllar tuvo que sacar el pie para repeler otro disparo de Messi. Poco más aportó el Barça en un primer acto larguísimo por culpa del desinterés local. El Sporting tenía asumido que no le iba demasiado en el envite, pero tampoco era cuestión de rechazar la invitación. Defensa ordenadita y salidas verticales lanzadas por Halilovic en busca de Guerrero. No fueron muchas, pero las suficientes para llevar la desazón al graderío. De hecho, el broche al primer acto fue una doble ocasión de Guerrero, salvada por Mascherano en la línea, y otra de Halilovic, despejada por Piqué entre el brazo y el costado. Difícil asegurar con qué parte tocó la pelota. Clos no tuvo dudas. Ni mano ni gaitas.
Luis Enrique movió el equipo por obligación. Las molestias de Sergi Roberto obligaron a dar entrada a Alves, protegido tras el vídeo del pelucón. El brasileño juega mejor que actúa. Activó la banda derecha y contribuyó a subir un puntito las revoluciones, aunque aún dio tiempo a escuchar algún pitido del respetable, especialmente dedicado a Neymar. Dos entradas de Vranjes de inicio le marcaron el territorio y se encogió el brasileño, incluso en un par de ocasiones solo frente al portero.
El cuartelillo acabó en el 64'. Poco después de que Abelardo colocara a Sanabria buscando la igualada llegó el tanto culé. La triangulación sencilla entre Messi e Iniesta encontró a Suárez solo en el segundo palo. Tan solo que estaba en fuera de juego, aunque ni Clos ni su asistente lo vieron. Sí que vieron la mano evidente de Canella en el área para inaugurar el festival de los penaltis. Transformó Suárez el primero, y desde entonces cada acción dividida fue castigada por el colegiado con el máximo rigor. Pitó dos más, el segundo ridículo que supuso además la expulsión de Vranjes. Suárez marcó el primero y Neymar el último. Buen gesto de Messi, que colaboró al recuperar al brasileño para la causa.
Expulsado Vranjes en la acción del último penalti, aún tuvo tiempo Lucho para completar el cuarteto de dianas. Un remate seco junto al palo, de nuevo habilitado por Messi en profundidad. Una recompensa enorme para el desinterés que mostró el Barça durante demasiado tiempo.

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