Hasta el final. El Real Madrid no se va rendir. Jamás. Lo puede contar Arbeloa, que se despidió del Santiago Bernabéu en el campo y pidiendo la hora. El Valencia amenazó con un gol que hubiese dado el título al Barça. El Atleti se cayó de la pelea, pero no el Madrid. Todavía puede ser campeón aunque necesite ganar en Riazor y un favor del Granada, ya salvado, que recibe al Barcelona.
Antes de la final de Milán, llegó la undécima. La undécima victoria consecutiva del Madrid. Encabezada por el de siempre, Cristiano Ronaldo, autor de dos de los tres goles. Vital fue tambiénKiko Casilla, que tiene manos para jugar en el Madrid. Su soberbia segunda mitad evitó un sofoco al Bernabéu.
James apareció en un once con Benzema y con Cristiano. Los dos, entre algodones todos estos días, están listos para la final. Aunque para eso todavía queda mucho. Mientras, hay que seguir ganando. Hasta el final. No dejar de creer, ya saben.
Si Casilla dio un recital, el Bernabéu volvió a ver otro de Diego Alves. Le metieron tres, pero sacó balones imposibles. Le superó Cristiano. Por primera vez cerca de la media hora. Chutó con precisión de cirujano para abrir la lata. Y el encuentro saltó por los aires.
El partido se convirtió en un correcalles. Alves siguió demostrando que hay días en los que engaña y tiene más brazos. Cancelo perdonó el empate y Benzema marcó antes del descanso previa parada terrible de Diego. Era fuera de juego, pero subió al marcador.
Como presentación de la segunda mitad, Ayestarán metió a Mina y André Gomes. Y el Valencia sembró el pánico. Parejo tocó dos veces madera y Kiko Casilla fue de hierro. Se contaron hasta cuatro paradones que evitaron goles cantadísimos.
Rodrigo acortó distancias y Cristiano poco tardó en volver a alargarlas. Marcó a pase de James, al que se le vieron cositas. Sólo cositas, pero algo es algo. En Milán una de esas puede transformarse en Undécima.
Zidane, hay que decirlo, descompuso al equipo con los cambios. Hasta quitó a Cristiano a diez del final para que entrase Arbeloa y, brazalete en mano, sufrió con el madridismo. André Gomes metió un golazo y el Valencia acabó con diez (expulsaron a Rodrigo por decirle algo fino al línea). El Bernabéu se despidió inquieto. Pero feliz. Ahí hay que estar. Hasta el final. Como Arbeloa. Eso es madridismo.
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