sábado, 14 de mayo de 2016

Real Madrid vence al Deportivo con goles de Cristiano Ronaldo


El asalto a la Liga quedará donde habita el olvido. La historia sólo recuerda a los ganadores, pero para la historia inmediata del Madrid, la que se escribirá en Milán, haber peleado hasta el último momento por el título es un subidón de moral. Al final se trata de eso, no de olvidar los fallos que le quitaron la Liga al Madrid, sino de superarlos.
La esperanza duró 22 minutos, los que tardó Luis Suárez en hacer el 0-1 a unos 1.000 kilómetros de Riazor. Porque el Madrid empezó la tarde jugando en dos estadios y la terminó cumpliendo en uno y renegando del pinganillo en el otro. Revisada la recta final de la competición es de obligado reconocimiento el mérito de un equipo que estaba desahuciado y que ha terminado por hacer cosquillas hasta el último día a un Barça que tenía tomadas las medidas del trono y hecho el hueco en el salón.
El partido, la verdad... Pues no tuvo mucho. Salió el Madrid a torturar al Depor para mandar un mensaje al Barça y durante un rato le salió bien el plan. En el minuto 7 ya iban ganando los blancos con un gol 'made in BBC'. Bale entró por banda izquierda, se coló en el área, la puso atrás y el remate defectuoso de Benzema le cayó a Cristiano para empujarla a la red.
Marcó el Madrid y se rindió al auricular. Más pendiente de la oreja que de la bota, aún hizo el 0-2 Cristiano en una jugada de barullo, extraña, como correspondía al partido. Bale arremetió contra Arribas, que quedó tendido en el suelo, dejando a Cristiano solito para rematar el segundo con la colaboración de la chepa de Mosquera.
Con un Deportivo al que tampoco le fue la vida en el partido, Cristiano pudo hacer el tercero y el cuarto pero se topó con palo y larguero de forma consecutiva. A cuatro goles de Suárez en el Pichichi al inicio de la jornada, el tipo saltó a Riazor a quitarle el trofeo al uruguayo. Este jugaría con la misma intensidad en el patio del colegio en una reunión de exalumnos, no conoce amistosos ni bajadas de tensión.
Y se murió el partido. Las noticias de Granada no provocaban ilusión en los blancos y sin chispa no hay nada que hacer. Jugar sin ambición es como enamorarse sin ganas, un sinsentido. Fede Cartabia lo intentó y Pletikosa se despidió del fútbol dejando buenas sensaciones y, a pesar de la derrota, con una sonrisa.
El Madrid no ganó la Liga. Pero la peleó hasta la campana del último asalto. Se mantuvo de pie y no besó la lona. Perdió, como suele suceder en el fútbol, a los puntos. Concretamente por uno.La siguiente estación es Milán, premio gordo de la temporada, segunda entrega del partido más importante de la vida de los madridistas que tratan en su día a día con algún atlético.

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